
Pocas veces en la vida uno se cruza con personas que vibran a la misma frecuencia. Cerca o lejos, se huele, se siente y se matchea en una infinidad de aspectos.
No creo en el destino sino en el que podemos trazar nosotros mismos pero hay cuestiones de la naturaleza que sobrepasan el entendimiento.
Se cree que cada uno tiene su propio aroma y el instinto animal que vive en nosotros nos acerca a las personas sin decidirlo.
Es difícil racionalizar ese vínculo etéreo, no se puede dibujar, no se puede nombrar, solo se puede afirmar que no elegí tenerlo pero si elijo no perderlo.